Editorial: El abandono de los enfermos

No abandonemos a los enfermos!!!

El abandono de los enfermos: cada día se respira en los hospitales el sufrimiento de la salud perdida que, a veces, lleva a hacer sentir al enfermo marginado, poniendo en tela de juicio su propia identidad.

Cada día se respira la lucha contra la enfermedad a través de la atención médica, pero sin olvidar el lado humano. El osito de peluche de la foto me hizo pensar en la parte humana de esta lucha.

Comprender que incluso con la paciencia y el apoyo continuo se puede ayudar.

Dejar solo a los que sufren sería como abandonar a un niño, tan indefenso, tan dulce, una opción que llevar consigo cada día.

Recuerdo una enfermedad

«Cuántas veces hemos estado a tu lado, sosteniendo tu mano mientras sufrías. Cuántas veces, hemos compartido los últimos lamentos, las últimas miradas, las últimas raras sonrisas llenas de esperanza. Ahora todo esto ya no existe.» Cuántas preguntas, cuántos por qué. Hoy cada recuerdo, incluso el más pequeño, se convierte en un tormento indispensable para seguir adelante. Los sufrimientos de los demás comienzan a ser también los nuestros para comprender cómo el tiempo se convierte en un don precioso, una riqueza, nosotros que lo podemos apreciar y vivir. ¿Pero existe realmente esta conciencia?

Libertad condicional

La mayoría de nosotros, sin embargo, sentimos solidaridad y admiración por la fuerza de voluntad y la determinación que una persona discapacitada comunica. Por desgracia, se hace con sentimientos que oscilan entre la participación humana y el miedo, por lo que resulta difícil construir una relación con quienes viven la discapacidad. Esta todavía es considerada por muchos como un obstáculo porque no permite dar prestaciones en una sociedad en la que domina la cultura del «hacer». Es vergonzoso sentirse impotente y parado frente a todo y a todos.

Segundos eternos

Si de vez en cuando han estado en los hospitales, seguramente se habrán dado cuenta de cuántos enfermos se ven obligados a ver el mismo patio desde la misma ventana durante mucho tiempo. Es la historia de una libertad perdida. Cuando se es incapaz de actuar mediante una libre elección todo a nuestro alrededor se convierte en una larga agonía donde el tiempo es sólo sinónimo de eterna angustia, donde hay falta de voluntad y razón propia. La privación de libertad, el paso lento del tiempo, la espera del día que viene, son un proceso degenerativo que un simple pensamiento, una simple visita puede contrarrestar. No los dejes solos.